Sería recomendable que los directivos de la Lotería Nacional de Beneficencia asumieran una posición definitiva frente al tema de la venta de chances y billetes casados, práctica que siempre ha sido rechazada por los compradores, quienes, en última instancia, somos los sostenedores financieros de esta entidad pública.
Como se recordará, inicialmente solo se acostumbraba a casar los números altos con los bajos en los chances, después inventaron el "one two" y más recientemente, la modalidad en boga es la venta de billetes casados con billetes.
Si este tipo de juego de suerte y azar, cuyo monopolio mantuvo siempre la Lotería Nacional de Beneficencia, se limita, única y exclusivamente a la venta de billetes y chances, entonces el "one two" es una forma de competencia desleal a la actividad principal que regenta el Estado en este renglón con fines benéficos.
Todas las administraciones que se han sucedido en la última década han prometido a los compradores acabar con esta modalidad, pero a la hora de actuar sus prédicas quedaron en palabras vacías.
Son miles los hogares que adquieren mediante la venta de lotería, recursos para su subsistencia honradamente; pero el comportamiento de algunos de estos vendedores en su trabajo diario es una calamidad; por lo que es recomendable que se les imparta como requisito obligatorio un curso de atención al público.
La actuación de una vendedora de billetes en una de las más concurridas avenidas de la ciudad capital frente a las cámaras de televisión, lanzando sin ningún reparo palabras soeces acompañadas de gesticulaciones de mal gusto, hacen necesario capacitar a estos trabajadores de la suerte para una mejor imagen de la institución y del resto de sus compañeros.
De más está decir que la función social que juega la Lotería le ha hecho merecedora del aprecio y el cariño de la comunidad por casi un siglo.
