Decía el gran enciclopedista francés Voltaire, parafraseando su dicho célebre "Daría mi última gota de sangre por defender el derecho que tienes de decir lo que piensas". Era un defensor de la opinión pública y la libre expresión. Aunque muchas veces, esas expresiones dichas con mentira, en boca de algunos o varios, se transforman en una "supuesta verdad" que daña la imagen y credibilidad de las personas. Y eso lo sabía muy bien, el ilustre científico francés René Descartes, cuando en su famoso Discurso del Método dio a entender que "la pluralidad de opiniones, no es sinónimo de razón o verdad absoluta". En este mundo en que vivimos, cada persona tiene su verdad y cada cual defiende el derecho inalienable de decir lo que piensa. Por eso también el filósofo Jean Rousseau afirmó y recalcó que "el hombre nace bueno, pero la sociedad lo corrompe", por sus acciones, expresiones o lo que dicen. Y mucho antes, el gran Maestro, profeta e hijo de Dios, el señor Jesús dijo, que no juzgáramos según nuestras apariencias; sino que juzgáramos con justo juicio. Muchas veces, ofendemos, herimos, agraviamos, afrentamos, lastimanos, humillamos y dañamos a los demás, con nuestras palabras, con lo que expresamos o pronunciamos; sin medir consecuencias o saber a ciencia cierta y comprobar, si lo que decimos es una verdad. La prudencia y el silencio, es catalogado como una de las grandes virtudes, atributos y cualidades, enseñados y adquiridos, por grandes maestros de la vida espiritual; y que para muchos esta virtud es difícil de lograr, alcanzar o retener en el momento cuando más se requiere o necesita. Si no somos prudentes y controlamos lo que decimos, podemos levantar fuego y ocasionar grandes tormentas de problemas a otros. Lo que hablamos, lo que expresamos, tiene el poder de alabar, ensalzar y también destruir y ocasionar mucho mal a la humanidad. La prudencia es una gran virtud. A través de ella, podemos lograr discernir lo bueno de lo malo, lo correcto de lo incorrecto y actuamos para obtener tolerancia, buen juicio y paz, propia y para los demás.