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La vida

Hermano Pablo | Reverendo

El hombre le puso punto final a su obra. Luego contempló lo que había escrito. Era el fruto del trabajo de 19 años, pero ahí estaba, por fin completa: toda una obra de la vida del hombre, convertida en casi 30 mil páginas.

Su autor, Alekos Koshis, de nacionalidad griega, hizo imprimir su obra en Nicosia, isla de Chipre. �Su título? La vida.

La noticia no dio los detalles abordados por el autor. Si Alekos Koshis escribió la historia de su propia vida, tiene que haber sido una vida llena de actividades. Si escribió sobre la humanidad, tiene que haber novelado la vida de muchos personajes, pues eran casi 30 mil páginas de texto, que no es poca cosa.

En términos comparativos, una Biblia puede tener unas mil doscientas páginas. Don Quijote de la Mancha, la obra monumental de Miguel de Cervantes, tiene, en algunas ediciones, 960 páginas. En cambio, la obra de Alekos tiene cerca de 30 mil.

Esta noticia nos lleva a pensar sobre dos verdades. La primera es que toda persona está componiendo una obra, sea que la reduzca a forma escrita o no. En realidad las victorias y las derrotas de cada uno son todo un comunicado -aparezca escrito o no- que representa un mensaje personal.

La segunda verdad es que toda vida tiene una secuela, una trascendencia. Todos estamos haciendo algo con nuestra existencia que va más allá de los simples hechos de cada día. Estamos escribiendo una biografía, y es la nuestra. Y esa vida nuestra, aunque no lo reconozcamos, está comunicando algo, está encaminada hacia algún fin.

Por eso debemos preguntarnos: �Hacia dónde va nuestra vida? �Qué rumbo lleva? �Qué mensaje está dando? �Qué historia estamos escribiendo?

Hay, en términos mayores, dos mensajes que podemos dejar. El primero lo expresa categóricamente el sabio Salomón: �Lo más absurdo de lo absurdo, �todo es un absurdo!� (Eclesiastés 1:2). El segundo es del apóstol Pablo: �He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe. Por lo demás me espera la corona de justicia... � (2 Timoteo 4:7, 8).

�Cuál de esas dos reflexiones está dictando nuestra vida? Querámoslo o no, nuestros pensamientos se convierten en hechos, nuestros hechos en hábitos, nuestros hábitos en carácter, y nuestro carácter en destino. Rindámonos del todo, incluso cada uno de nuestros pensamientos, a Dios. �l nos dará la corona de justicia.



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