Apenas se confirmó que Raúl Castro asumirá de lleno las funciones de presidente en Cuba, el hermano menor de Fidel reveló las primeras de lo que seguramente serán muchos cambios en la antigua estructura de gobierno.
Medidas como la "compactación" del aparato estatal, y la reducción del número de organismos de su administración central para hacer más efectivo el gobierno, son el resultado parcial de una serie de consultas públicas que el gobierno convocó con el fin de conocer la opinión de la población sobre qué está bien y qué mal con el actual régimen. Esto a nivel interno.
En el plano internacional, analistas y diarios extranjeros han reportado que Raúl Castro está distanciándose del gobierno bolivariano de Hugo Chávez y acercándose más al del brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, como parte de una estrategia para que -de una vez por todas- se negocie un fin al embargo comercial estadounidense a la isla.
Se trata de cambios de los cuales Raúl asumirá públicamente las ganancias o costos políticos. Dado la animosidad histórica entre Fidel Castro y los gobiernos de Estados Unidos, era ya casi imposible la negociación entre el octogenario líder revolucionario y la Casa Blanca.
Con esta movida, acelerada por la condición de salud de Fidel, se busca también evitar que los cambios afecten su imagen de incorruptible e indoblegable ante los deseos del "imperio". Lo que sí es seguro, es que Cuba está dejando de ser la misma.