Cabe señalar que una de las características de las sociedades contemporáneas es lo correspondiente a las violencias que tejen las relaciones entre los sujetos, los grupos, las colectividades, las instituciones y el Estado. De ahí que las violencias sean una construcción sociocultural situada en un tiempo y en un espacio histórico definido que regula y configura los vínculos intersubjetivos de una manera asimétrica, es decir, las violencias siempre remiten a relaciones de poder.
La violencia es una acción ejercida por una o varias personas en donde se somete que de manera intencional al maltrato, presión sufrimiento, manipulación u otra acción que atente contra la integridad tanto físico como psicológica y moral de cualquier persona o grupo de personas.
Hablar de la violencia en singular es impreciso, ya que da la idea de que la violencia tiene una sola forma, como si fuese indivisa, homogénea y uniforme, cuando en realidad tendríamos que referirnos a ella en plural, en términos de las violencias sociales, ya que son explicables a partir de los procesos históricos diversos y culturales múltiples que las producen y reproducen; en otras palabras, todas las violencias son sociales.
Las medidas preventivas pueden reducir los factores de riesgo, aumentar los factores de protección y tratar los factores determinantes de las violencias Es por esto que muchos continuamos creyendo que la educación es el camino más propicio para prevenir y desaprender las violencias porque, por inverosímil que hoy parezca para la sociedad ante el enorme menoscabo que ha sufrido la escuela en las últimas décadas, todavía hay en ellas miles de docentes inquietos buscando a través de la formación de los niños un mejor futuro para nuestros pueblos.
Enseñar a la mente y al corazón es el nuevo desafío de la familia, de la escuela y de los medios de comunicación, apoyados por las políticas públicas. Ya que mientras nuestra sociedad siga siendo víctimas de las violencias, los adultos seguimos siendo responsables de la dimensión que alcance esta contagiosa enfermedad, la más peligrosa del siglo XXI.