A mis enemigos que les caiga la peor de las enfermedades en este nuevo año que se acerca. No deseo felicidad para nadie. Que el hambre se apodere de los pobres y las plagas de la sociedad destruya a más hogares.
Señor, te pido que maldigas a todo aquel que me envidia, que nadie sea próspero y, sobre todo, "que tengan un mal año 2006...".
Fue sorprendente ver a los ojos de aquel muchacho cuando interrumpí su conversación al momento de pasar a su lado. Su rostro era como el de un anciano. Tenía tantas arrugas como cualquier abuelo de 80 años. Dos dientes le ayudaban a mascar el pan que extraía del basurero de Calidonia, tierra donde las almas perdidas deambulan buscando qué comer.
Capu, dijo llamarse, era un joven que le oraba al diablo. El sujeto tenía una vela negra encendida y se inclinaba en la inmundicia maldiciendo a todo lo que le rodeaba. Era la oración más asquerosa que había escuchado en mi vida.
El hombre, que se arropaba del frío con viejos cartones que servían a su vez de almohadas, dijo que una vez tuvo familia, pero lo abandonaron cuando se hizo drogadicto. Un día alguien le puso en sus manos la droga conocida como "piedra" y hasta allí llegaron los momentos felices.
La historia de otros Capu que pasan a nuestro lado extendiendo sus manos para pedirnos dinero puede cambiar si decidimos detenernos para darles aliento espiritual.
No es cierto que el maligno va a ganarnos la batalla. Todos debemos prevenir que uno de nuestros familiares salga de paseo una noche con la droga y se vaya para siempre. Este mal no ve clase social ni sexo.
En pocos días el reloj marcará las doce de la noche del 31 de diciembre de 2005. Esa es la frontera de un año que se va y un año que llega. Es un buen momento para repasar si hemos logrado nuestras metas y proponernos otras para un año que no nos ha dicho nada. No sabremos si al final de los 365 días, cuando anunciemos el 2007, estaremos todos los miembros de la familia, los compañeros de trabajo o si habrán más integrantes en la familia, pero lo cierto es que hoy -que aún estamos con vida- podemos cambiar la oración de Capu para transformarla en un pedido de bondad de la siguiente manera:
A mis amigos y enemigos que gocen de buena salud en este nuevo año que se acerca. Deseo felicidad para todos. Que no exista hambre entre los pobres y que la sociedad se mantenga unida fortaleciendo más los hogares de los panameños.
Señor, te pido que bendigas a todas las personas que pasan por mi vida, que los prosperes y, sobre todo, "que tengan un feliz año 2006". Te pido todo esto en el nombre de tu hijo Jesús.
A todas las personas que han decidido reorientar sus vidas, este es un buen momento para empezar. ¡Feliz año amigos y que Dios los bendiga!