Suele sonar duro y hasta fuera de lugar, pero dice la Biblia que es así. La infidelidad de los hombres debe ser perdonada infinitamente. Esto no quiere decir que hay luz verde para que los hombres salgan y forniquen con cualquiera que se pare en frente.
El ejemplo que hemos tomado pudiéramos darle la vuelta para decir también que la infidelidad de las mujeres debe ser perdonada infinitamente, pero dejémoslo en sólo un ejemplo.
Lo que pretendemos decir en esta columna es que el perdón debe ser infinito como lo ha otorgado Dios a todos.
Si usted está pasando por una infidelidad de su esposo (a), busque soporte para perdonar este error. Dele una oportunidad a este o esta sinvergüenza de cambiar, recordando siempre que Dios hace milagros en las vidas.
El perdón es sin límite, estimada lectora, porque así es como nos perdona Dios a nosotros en Cristo. ¿Qué le parecería si Dios nos hubiera dicho: Te perdono de todo lo malo que hasta aquí has hecho, pero no vuelvas a hacer nada malo, porque si lo vuelves a hacer ya no te perdonaré más?
Si fuera así, ninguno de nosotros podría sentirse realmente perdonado. De modo que, estimado señora. Perdone a su esposo las veces que sean necesarias. Hable con él con tino y en amor para motivarle a no repetir esa conducta impropia. Si es posible busque algún tipo de ayuda y dispóngase a perdonar las veces que sean necesarias, tal como dijo Jesús a Pedro cuando preguntó: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete".