Centenares de panameños entre estudiantes, dirigentes sindicales, miembros de partidos políticos, familiares de las víctimas, y miembros de la sociedad civil realizaron distintas marchas y concentraciones en conmemoración de la Invasión a Panamá de 1989. En el Jardín de Paz, familiares de víctimas visitaron las tumbas de militares y civiles que fallecieron esa fecha.
Una de estas partió desde las escalinatas en la Iglesia Don Bosco en Calidonia, y culminó en un mitín en el monumento dedicado a los caídos en calle 27 en el Chorrillo. Otra, organizada por el Frente por la Defensa de los Derechos Económicos y Sociales (FRENADESO), se apostó frente al antiguo edificio que albergaba la Embajada de Estados Unidos.
Ahí se quemaron banderas estadounidenses y figuras que representaban al Presidente George Bush Padre y los líderes militares que lideraron la invasión. Además se repudió que hasta la fecha no ha habido indemnización alguna.
En la Cinta Costera, una caminata fue organizada por la Coordinadora Nacional por los Caídos y Víctimas de la Invasión (CONACAVI).
En lo que concuerdan todos los participantes de estas protestas fue que el 20 de diciembre debe ser declarado oficialmente como día de duelo nacional.
"Nunca podremos olvidar todo lo que ocurrió aquella noche, cuando los niños culminaban sus villancicos y luego comenzó el bombardeo, fuimos testigos de como del cielo caían luces rojas, y que, al tocar suelo en cuestión de segundos arrasó nuestro humilde barrio donde murió mucha gente inocente", recordó la dirigente de El Chorrillo, Olga Cárdenas.
¿CUANTOS MURIERON?
El sacerdote católico Conrado Sanjur de la Coordinadora Popular de los Derechos Humanos dijo que en el marco del vigésimo aniversario de la invasión, emprendieron una campaña dirigida a levantar un informe sobre las pérdidas humanas y materiales que dejó la acción militar.
"Es una tarea que aún esta pendiente", sostuvo.
Las organizaciones de derechos humanos han dicho que les ha sido difícil conseguir información por parte de las autoridades panameñas y estadounidenses.
Tres años después de la invasión organizaciones de derechos humanos elaboraron un primer listado sobre las víctimas e identificó 317 muertos. Posteriormente, cifras oficiales estimaron entre 472 y 500 fallecidos. Pero según organizaciones populares y de derechos humanos el número de víctimas superó el millar.
NO LA PEDIMOS
"Jamás pedimos la invasión", aseguró el ex vicepresidente Guillermo Ford, quien formó parte del gobierno de reconstrucción de Guillermo Endara, que tomó el poder tras caída de Noriega y gracias a la invasión norteamericana.
En esto no coincidieron los participantes de la marcha de FRENADESO. "Veinte años es tiempo suficiente para que tuviéramos un informe real y científico de cuántas personas murieron a causa de la invasión", planteó Fernando Abrego de la Asociación de Profesores en un breve discurso durante la protesta. "Pero a ningún gobierno le ha importado conocer las víctimas de la invasión. ¿Saben por qué?, porque estaban de acuerdo en que la bota yankee viniera a masacrar a este pueblo", lamentó el educador.
"Nosotros los panameños no podíamos acabar con la dictadura blandiendo pañuelos blancos por la calle, con cacerolas, ni votando unas elecciones que los militares controlaban, hacían fraude y si las perdían las anulaban", dijo el ex contralor Rubén Darío Carles.
"El 20 de diciembre de 1989 se produjo lo que nosotros consideramos siempre que pudo haber sido la solución, pero que ni la pedimos, ni la ansiamos", concluyó Carles, quien desde el exilio fue uno de los responsables de que Estados Unidos dejara de apoyar a los regímenes militares que, con el respaldo de Washington, gobernaron Panamá durante 21 años.