Si pensamos que un buen menú sólo puede ser obra de un gran chef, siguiendo algunas recomendaciones es posible lograr un buen menú sin tener grandes conocimientos.
Lo primero, no dejes que los sabores de los diferentes alimentos compitan entre sí: si uno de ellos tiene un sabor fuerte, acompáñalo con otros muy suaves que realcen su sabor. Por ejemplo, si preparas un pollo con pimentón es mejor acompañarlo con un arroz blanco en lugar de un arroz al curry cuyo sabor puede ser tan fuerte como la salsa del pollo.
Varía los colores: un menú de varios colores es mucho más atractivo a la vista. Si tenemos una carne con salsa de ciruelas, se debe combinar con puré de papas y ensalada de pepino y tomates en lugar de hacerlo con unos hongos cocidos y un arroz integral, ya que todo terminaría teniendo el mismo color.
Varía las formas y las texturas: si las texturas y las formas de los alimentos que combinamos son diferentes, nuestra experiencia culinaria será más amplia porque involucraremos otros sentidos (vista, tacto), en vez de combinar sólo sabores (gusto). Es decir, si uno de nuestros alimentos es crujiente, otro puede ser más seco y otro más jugoso para que el paladar pueda diferenciar además de los sabores de cada uno, las texturas de los mismos. Si comemos medallones de pavo con salsa, es mejor combinarlos con puré de papas y ensalada de repollo y zanahoria rayados.