Hoy será la primera vez que cientos de niñas recibirán regalos y no por tratarse de cumpleaños ni de cambio de fecha del Día del Niño, sino por convertirse en madres antes de llegar a la mayoría de edad.
Panamá es un país especial. Todos los estratos de la sociedad intentan detener el incremento de madres adolescentes, pero no se ha logrado. Las cifras van en aumento y esto a consecuencia del resquebrajamiento del pilar de la familia.
Los hogares panameños son de cristal. Están partidos en miles de pedacitos que son difíciles de volver a unir y, si se intenta, quedan las rajaduras de la infidelidad que destruyó ese hogar.
Los hijos van creciendo sin la cabeza de la familia y salen al garete a lo que Dios quiera en las calles. Conocen de sexo no solo de boca sino en la práctica y el resultado fatal. Una niña cuidando a otra niña.
Dios dejó claro el ciclo de la vida. Al igual que las plantas y los animales nacimos, crecimos, nos reproducimos y morimos. El ser humano quiere saltarse un paso. No quiere crecer. No busca la madurez adecuada para tener conocimiento de la responsabilidad de ser padres y, en este caso, de ser mamá.
A pesar de este mal que nos lastima, es bueno "martillar" a la juventud con mensajes sanos que los alejen de las prácticas prematuras del sexo, pero también es saludable "martillar" a los adultos que no parecen ser tan maduros al romper un matrimonio y la felicidad de años por una relación sexual extramatrimonial.
Es justo reconocer que no todo está perdido. Existen madres responsables que lo entregan todo por el bienestar de sus hijos. Abandonan los lujos para dar el alimento de la sabiduría y guiarlos por el camino del bien. En este renglón se encuentran también algunos hombres que no parieron, pero que se han convertido en padres madres. A todas y a todos, Feliz Día de las Madres.