Panamá es conocida a nivel internacional por el dólar y ello ha motivado que muchos extranjeros inmigren al país canalero, entre ellos, las alternadoras o damas de compañía, quienes proceden de República Dominicana, Colombia y en menor escala de Costa Rica.
Solamente en la ciudad Capital hay 10 locales comerciales dedicados a la trata de blancas y se cree que en nuestro país opera una banda organizada con dicho fin, según fuentes policiales.
Desde hace poco existe dentro de la Policía Nacional, la Unidad de Extranjería, encargada de investigar a las personas indocumentadas, incluyendo a las prostitutas extranjeras que en algunos casos tienen sus documentos en orden más no permiso para ejercer la prostitución.
Cuando las autoridades realizan operativos y detiene a las alternadoras, ellas son puestas a órdenes de Migración que se encarga de investigar sus estatus en el país y si no tienen sus papeles en orden, son deportadas a sus países de origen.
Ello conlleva todo un proceso, pues las autoridades de Migración deben coordinar los vuelos y horas para que las detenidas sean deportadas, lo que se traduce en gastos para el Estado, dijo una fuente.
¿Llegan a Panamá engañadas las mujeres extranjeras?
Según Lory, una colombiana de 33 años, dedicada a la prostitución desde hace 5 años, las mujeres que se prostituyen llegan conscientes del trabajo que realizarán.
Explicó que sus colegas vienen a Panamá por el dólar, pues al cambiar la moneda, el dinero se triplica.
¿PORQUE LO HACEN?
La entrevistada, una rubia de hermoso rostro, que tiene ocho meses en Panamá, dijo que llegó con cinco muchachas más con un contrato de trabajo por un año que le ofreció el propietario de un club nocturno.
La quiebra de la empresa donde labora como radio operadora de taxis, en Pereira, Colombia, la obligó a vender placer sexual.
Reconoció que quisiera tener un trabajo normal, pero es difícil que le den empleo cuando tiene un contrato para alternar. Además sólo culminó el bachillerato.
A los 16 años quedó embarazada y sus padres enojados la echaron de la casa. Le negaron costearle los estudios universitarios, lo que la llevó a su actual trabajo.
Ha estado en Aruba y Curazao, donde la vida es más cara y, por ende, los precios de un encuentro amoroso son de B/.70.00 por media hora. Allí los contratos de alternadoras duran tres meses y culminados deben salir del país para regresar dentro de un año, confesó Lory.
Hoy día su hijo es un adolescente de 16 años. Además tiene una niña de 3 años, quien es cuidada por su madre.
¿Los hombres las prefieren colombianas?
El motivo por el cual las colombianas tienen tanta demanda en el Istmo, obedece a su belleza, su fama de ardientes y por su ternura, dijo la entrevistada, quien está contenta de estar en Panamá.
LOS CLIENTES
Médicos, pilotos de avión y gente de bajo estratos sociales son parte de su clientela, a los que cobra B/.10 por 10 minutos de placer y B/.20 por 20 minutos. En días buenos llega a colectar entre B/.100 y B/.180.
Su trabajo la desgasta tanto que en ocasiones debe tomar una semana de descanso.
ANECDOTA
En un recorrido por distintos clubes nocturnos a plena luz del día, era notoria la presencia de colombianas y dominicanas, estas últimas bailaban sobre las barras, mientras que las primeras atendían a la clientela masculina con cortesía.
Pamela, una voluptuosa dama de compañía, oriunda de Cali, Colombia, mostraba sus senos a un cliente para que accediera a pagar por 10 minutos de amor carnal.