El pasado mes de septiembre tuve la oportunidad de observar la imponente belleza natural de la provincia de Darién y la comarca Kuna Yala, durante un vuelo de COPA sobre estas áreas. Me quedé impresionado por la hermosura de las playas de San Blas, la extensa selva darienita, la cuenca del Bayano, pero también la penetración de la civilización en este paraje, último reducto y frontera por explorar de Panamá.
Paradójicamente, Darién es tan grande y desafiante que el hombre nunca ha parado de explorarlo o tratar de dominarlo. Esto ha sido así en los últimos 500 años. Por justa razón, los panameños y el resto del mundo bautizaron a esta región como "El Tapón de Darién", por ser zona infranqueable.
En la actualidad, hay dos planteamientos sobre los que debemos hacer con este legado de la naturaleza, pues Darién es un paraíso terrenal que tenemos que cuidar.
Unos han sugerido proteger íntegramente Darién por ser cuna de miles de especies de animales y plantas; además, la selva impide que la fiebre aftosa afecte a la ganadería local.
La otra propuesta es la apertura de Darién para permitir el desarrollo comercial de la región y su conexión con Sudamérica, a través del departamento selvático de El Chocó y el Urabá.
La conexión vial ha sido un punto polémico, debido a la incursión de guerrilleros y paramilitares colombianos a poblados en la región.
La realidad es otra: Panamá y Colombia han reforzado su frontera común. Cerca de 2,000 policías panameños y 5,000 efectivos militares colombianos custodian los límites.
Todavía falta determinar cuál sería la ruta que tomará la carretera Panamericana para llegar a comunicar a Panamá con Colombia.
De concretarse este proyecto, se acelerarà la integración económica y política de nuestro paìs con América del Sur, en especial con el Pacto Andino y el MERCOSUR.
Como el turismo es la clave para enfrentar la pobreza, creemos conveniente implementar una conexión vial desde la región del Bayano, subiendo hasta la comarca Kuna Yala y por medio de una especie de autopista costanera (similar a la existente en Los Cayos de La Florida) pasar frente a las playas de San Blas, bajar en Puerto Obaldía y llegar hasta Acandí, Colombia.
Si pensamos en positivo, la conexión vial Panamá-Colombia traerá beneficios a ambas partes. Por supuesto que igualmente vendrán nuevos retos, pero ya es hora de tomar medidas coherentes para desarrollar a Darién, sin desproteger sus enormes recursos naturales.
El turismo ecológico es la herramienta lógica a implementar y el deber de todos los panameños será aplicar un plan inteligente para promover la belleza de la selva darienita y las culturas indígenas autóctonas.