Dentro de los próximos días, la Comisión de Gobierno de la Asamblea Nacional de Diputados analizará las posibles reformas al Código Electoral, de cara a perfeccionar el sistema de votación y escogencia de nuestro país.
Varios temas están pendientes para analizar, como la propuesta de permitir a los ciudadanos panameños en el extranjero puedan votar fuera del territorio nacional, de que se hagan públicas las donaciones a los partidos políticos y la eventual libre postulación independiente para la Presidencia de la República.
Sobre el último punto, la sociedad panameña ha visto con recelo la permanente influencia de los partidos políticos, de los grupos económicos e interés creados en evitar que profesionales de renombre, sin pertenecer a colectivos partidistas determinados, tengan la disponibilidad de presentarse a comicios generales y optar por el solio presidencial.
El pasado referéndum sobre la ampliación del canal demostró que la población es apática a los eventos electorales, debido a la desconfianza hacia los políticos. Un buen ejemplo es cuando un dirigente opositor, que se ufanaba de representar la causa popular y caminar en los barrios pobres, se postula y al triunfar, luego se desliga de los votantes y gobierna sin siquiera considerar el devenir de sus compatriotas.
Muchas fuerzas políticas y sociales se están gestando recientemente en América Latina y Panamá no escapa a esa realidad.
La realidad política panameña en los recientes años radica en que dos partidos se turnan en el poder cada cinco años. Si no es el PRD por un periodo, el otro lo será el Partido Panameñista junto con sus aliados.
Sin embargo las fuerzas de la izquierda, los movimientos civiles efímeros generados por situaciones extraordinarias (Caja de Seguro Social, crisis del Transporte), además de los partidos políticos alternativos, tienen una tremenda oportunidad de elevarse en el poder, siempre y cuando sepan mantener un contacto más directo con la ciudadanía.
La denominada "Tercera Fuerza" volverá en el 2009 a revelar notoriedad, posíblemente con Ricardo Martinelli o Guillermo Endara. Del primero se sabe que es un empresario exitoso y conocedor de temas sociales; igual el segundo, que fue ex presidente de la República.
Si hay una reforma seria a la cuestión de la libre postulación presidencial, la iniciativa puede permitir la renovación del ámbito político, hoy estancado por los partidos tradicionales que demuestran a la larga altos niveles de corrupción y de desgaste administrativo en sus gestiones de Gobierno.