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El suceso triplicó el tranque que se registra todos los días en la vía. Un auto tomaba cerca de media hora para cruzar el tramo.  |
Son las 6:00 a.m. El tráfico que hay en el Puente de las Américas es regular. Hay más vehículos en el tramo que conduce a la ciudad. De pronto, los conductores ven a un sujeto escalando poco a poco la estructura y se ubica en el punto más alto del gigante de hierro.
Desde allá, la brisa golpea más duro el rostro. La urbe capitalina semeja casitas de muñecas y el movimiento de los autos circulando visto de las alturas, recuerdan el desfile de las hormigas en un día de verano.
Pero para José Aizprúa, el panorama visto desde la cúspide del Puente de Las Américas, representaba la alternativa para resolver un problema legal que está enfrentando. Para los que lo observaban, era un suicida. ¡Se lanzaría al vacío! Era una víctima más que cobraría el Puente de Las Américas.
LA OTRA HISTORIA
Este ciudadano colombiano subió al puente con una idea fija, según confirmó después: protestar durante siete días desde lo alto, por una pensión alimenticia "injusta", según él.
El sujeto de 33 años, tez morena, contextura delgada, cabello ensortijado, tiene problemas en un juzgado de familia. Se le fijó una pensión alimenticia de B/.90.00. Suma que él considera "muy alta". El sujeto confesó en conversación sostenida con las autoridades desde un radio troncal desde su punto estratégico, que hace 18 meses no ve a su hija de 4 años.
PODER
José Aizprúa provocó un despliegue de seguridad en los alrededores del Puente de Las Américas. La Policía Nacional,; el Sistema Nacional de Protección Civil; el Servicio de Protección Institucional; la Dirección de Información e Investigación Policial; y el Cuerpo de Bomberos de Panamá.
Todos ellos llegaron para negociar con el hombre. El Subcomisionado Irving Muñoz y miembros del SINAPROC subieron la estructura para reunirse con Aizprúa y hacerlo entrar en razón. En los carriles del Puente, se congregaron ciudadanos de todos los estatus. Hasta el pastor evangélico Visitación Batista, llegó al lugar y desde allí entabló un "diálogo" con Dios pidiendo que orientara al presunto suicida.
INCONVENIENTES
El suceso triplicó el tranque que se registra todos los días en la vía. Un auto tomaba cerca de media hora para cruzar el tramo.
PORRAS
Los conductores se detenían a observar la hazaña. Algunos sacaban la cabeza fuera de las ventanas de los autos, tratando de identificar al supuesto "suicida" y al "valiente" grupo de rescate. No faltaron quienes lanzaban porras dando aliento para que el colombiano, ejecutara lo que suponían, una decisión. Otros, le pedían que desistiera.
MISIÓN CUMPLIDA
Luego de casi seis horas de negociación, el cuerpo de rescate bajó a José de las alturas. Su aspiración de permanecer siete días, se redujeron a un cuarto de día.
Subió con la ponencia del Astro Rey, y bajó cuando éste era opacado por un fuerte aguacero al medio día. Los medios de comunicación trataron infructuosamente de recoger las impresiones del sujeto, pero la policía, el SINAPROC y el DIIP impidieron que los periodistas se acercaran al mismo, pese a que él pedía ser entrevistado.
Una vez logrado su cometido, el cuerpo de rescate perdió la dulzura persuasiva, lo introdujeron en una camioneta blanca y salieron del Puente con rumbo desconocido. En la prensa quedó el descontento de no haber hablado con el sujeto que le dio una tónica diferente a los días de Panamá. |