SUCESOS

LO QUE QUEDA DESPUES DE UN FUNERAL
El dolor de los vivos

linea
Yodalis Bethancourt
Panamá Oeste / Crítica en Línea

Imagen foto

Así que el 21 de octubre se fue a Portobelo a pedirle al Nazareno que todo saliera bien el parto de su mujer.

Osvaldo Sánchez González, un trabajador panameño ilusionado con el nacimiento de su primogénita, fue una de las víctimas de la tragedia en la autopista Arraiján-La Chorrera, junto a otras cuatro personas que murieron calcinadas. Soñaba con estrechar en sus brazos a la pequeña que llevaba en su esposa en el vientre.

Hasta había pagado una manda al Jesús Nazareno de Portobelo, para que todo saliera bien a la hora del parto. Pero el destino le apostó una partida el 30 de octubre pasado. Perdió la jugada y falleció en un accidente de tránsito registrado en la autopista Arraiján-La Chorrera, a la altura del Club Carrizal, donde fallecieron otras cuatro personas.

Katherine Carolina nació hace seis días (7 de noviembre) y su padre no asistió a la cita. No alcanzó a verla. Meses antes de su muerte, ya Osvaldo sabía que sería el padre de una hermosa niña. Sabía que su mujer daría a luz a una mujercita. Pero en medio de la alegría embargadora, también estaba preocupado. La criatura no estaba bien colocada en el vientre materno.

Así que el 21 de octubre se fue a Portobelo a pedirle al Nazareno que todo saliera bien el parto de su mujer. El Nazareno le cumplió. El 7 de noviembre, a las 11:32 de la mañana, la Sala de Maternidad del Hospital Nicolás Solano recibió a la niña que pesó 7.5 libras. El parto fue normal.

Es la primogénita de Osvaldo. Estaba tan ilusionado con la idea y hacía planes con Adela para cuando su niña naciera. La tristeza de Adela por haber perdido a su compañero Osvaldo, se agudiza ante la cruel realidad de tener que enfrentarse a la vida sola con sus dos hijas: una de ella y la otra de Osvaldo.

No tiene trabajo y cuenta únicamente con el apoyo de sus padres, con quienes vive en el área de "El Limón", en La Chorrera. El difunto tenía varios años de trabajar como conductor en una empresa de mármol, cuyo dueño, de nacionalidad costarricense, falleció junto con él. Trabajaba allí por contrato y no cotizaba seguro social.

Poco antes de morir se habían iniciado los trámites para que la empresa pagara el seguro, pero al parecer no se llegó a concretar nada, por lo que ni Adela ni su hija recibirán ningún beneficio.

En la sala de maternidad, el cuadro era desgarrador. Adela acariciaba la tierna piel de su hija pocas horas después de haber nacido, y las lágrimas recorrían su rostro evidenciando su pesar. Sin embargo, sabe que debe hacerse de todas las fuerzas posibles porque "su papá ya no está y ella me necesita mucho".

 

volver arriba 

 

 

linea
linea gris

| Primera Plana | Portada | Nacionales | Opinión | Económicas | Mundo |
| Deportes | Provincias | Variedades | Sucesos | Sociales | Ediciones Anteriores |
| Buscador de Noticias | Clasificados Epasa |



bandera de Panama
Ciudad de Panamá
Copyright © 1995-2002 Crítica en Línea-EPASA
Todos los Derechos Reservados