Solo los bomberos y alguna que otra banda musical, hacen que a uno se le hinche el pecho de la emoción y que por segundos medite que los que nos gobiernan año tras año, están vendiendo al país terrón por terrón e isla por isla, incluso a extranjeros indeseables sin ningún examen previo, todo porque lo permiten las leyes que ellos mismos producen "pro mundi y beneficio".
Parte de nuestra clase política mantiene culturalmente a muchísimos panameños equivocados de rumbo. No es casual ni muy viejo lo que está pasando. Observen que las fiestas patrias cada año que pasa, se parecen más a los carnavales y viceversa.
Quién ha dicho que a la patria se le saluda con piruetas, marchas que parecen rumbas africanas y desfiles con ropas de playa, pasos de contorsiones propias de una turba ebria que sigue la pegajosa armonía de la churuca y bombos lanzados al viento con desaires totalmente salvajes.?
Ante la fantástica burbuja inmobiliaria, inversiones y ventas de litorales, islas, islotes y peñascos más recónditos de nuestra patria, se percibe un manido olor a ratón muerto. Aún así alguien debe decir como dijo Aristóteles una vez a los sodomitas griegos: " Eso duele".
No puede ser que cada uno de nuestros aniversarios, sea para advertir que nos estamos quedando sin nada. Desde hace 50 años perdimos el poder económico con los zancudos israelitas, nos vienen desplazando los chinos y estamos volviendo por gravedad a la Colombia Goda y lo peor, estamos rumbo a perder el poder político.
El consuelo que me queda, es que en pocos meses estaremos imbuidos celebrando otra fiesta parecida a las fiestas patrias, el carnaval. Allí voy a aprovechar para tomarme una sopita caliente en un "sancochódromo" de 300,000 dólares, aferrado a un horcón de espavé barato, para reflexionar por esta patria boba.
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