Los transportistas hacen presión al Gobierno para lograr que el Metro bus les pague un salario de 700 balboas al mes. El argumento que esgrimen para sustentar tal exigencia, es su experiencia y responsabilidad.
Parece irónico que los transportistas, quienes históricamente han hecho gala de su irresponsabilidad al volante, ahora presenten este argumento como su mejor carta de presentación.
Los panameños hemos sufrido durante décadas los desmanes de estos señores y muchas familias se han vestido de luto por sus abusos. Todavía no han saldado sus deudas con la sociedad y les da por hablar de responsabilidad.
No se trata de negarles un salario decoroso y mejores condiciones de trabajo. De ninguna manera. De lo que se trata es de poner las cosas en su lugar. Los panameños estamos ilusionados con que por fin terminarán las regatas de buses y los atropellos en contra de los usuarios.
Lo pertinente en este caso es que la empresa Transportes Masivos de Panamá y la Cámara Nacional del Transporte (CANATRA) se pongan de acuerdo, con la mediación del Gobierno, para brindar el servicio que Panamá merece.
No es justo que los transportistas nos hagan sufrir con sus amenazas hasta el último momento. El actual sistema de transporte pronto será historia. Los panameños merecemos que haya una transición sin traumas hacia el nuevo sistema. Hacerlo de otra forma, solo hará más ingrata la recordación de los aciagos días en que el transporte público era un desastre.