Mientras Colón celebraba otro 5 de Noviembre, la administración Martinelli aprovechó la circunstancia para llegar con un discurso antes escuchado por los colonenses, sobre cómo viven en "una provincia olvidada" por los anteriores gobiernos, y sobre cómo eso cambiará con el actual.
El Presidente Ricardo Martinelli llegó al Consejo Municipal de Colón con una larga lista de promesas, entre las que se destacaron la construcción de un aeropuerto internacional, un hospital nuevo, la terminación de la carretera que conecta con la ciudad de Panamá, un proyecto habitacional para mil familias y más y mejores empleos.
Según el mandatario, parte de los fondos para estos proyectos saldrán del ajuste tributario recientemente aplicado a los empresarios de la Zona Libre de Colón. Un discurso con el sello mediático de Martinelli: "Ahora le toca el pueblo".
Una cosa es cierta. Los colonenses no están para más promesas incumplidas, como ha sido la norma durante ya varias décadas. Hasta cierto punto, el ajuste tributario a los empresarios de la Zona Libre es justo, siempre y cuando lo recaudado se use en efecto para cumplir con estas promesas y muchas otras necesidades de la provincia.
Sin embargo, hay otra realidad: los pueblos en dificultades tienen la responsabilidad de salir adelante con sus propios medios, sin esperar dádivas ni caridad de otros. Es eso en lo que algunos colonenses deben caer en cuenta. Hay que alejarse de la violencia, la ociosidad y de esperar respuestas de otros, para tomar las riendas de su propio destino.