Es importante tener una actitud mental positiva para gobernar favorablemente la manera, costumbre y modalidad de vida de las personas. Este modo de pensar útil, beneficioso y saludable contribuye a favorecer nuestra convivencia o interacción con la sociedad.
Es visible y latente el comportamiento pernicioso y poco honroso que se observa reiteradamente en nuestro entorno social; y que se pueden solucionar si ponemos de nuestra parte al proceder de una manera sana y diferente para mejorar y cambiar. Como respetar las señales de tránsito, la responsabilidad y cortesía que se debe tener en el manejo; la precaución y prudencia que deben mantener ciertos peatones al cruzar las vías o calles, para no poner en peligro su propia existencia y la de otros.
Cuántos problemas pueden evitarse con solo decir una frase cortés; aunque son muy conocidas esas palabras, parece que cuesta mucho emitirlas; como por ejemplo, disculpe, perdón, permiso, por favor o puedo. La blanda respuesta quita la ira; más la palabra áspera hace subir el furor señala un proverbio en la Biblia.
Que grato también es, cuando recibimos respuesta a un favor o información solicitada, tener la satisfacción de haber obtenido esa correspondencia o consulta requerida.
La actitud mental positiva es de gran valor en todo nuestro diario convivir. Aún en los detalles considerados simples e insignificantes; pero le brindamos la atención o interés necesario, son muchas veces los que más demuestran la forma de ser, postura, disposición y voluntad de las personas y miden el potencial humano que tienen, por la calidad personal que demuestran.
La actitud mental positiva, procura no admitir duda alguna, porque sus señalamientos y pronunciamientos se basan en ser ciertos y afectivos.
Logra sobrellevar y muchas veces vencer el estrés de la vida acelerada y complicada. Y, sobre todo, rompe la excusa para no comenzar a cambiar o mostrar un comportamiento o actitud mental buena, en beneficio propio y de las demás personas.