Una explosión social ocasionó la pérdida de 18 vidas humanas a bordo de un autobús que se incendió la tarde del pasado lunes, frente a la iglesia Hosanna, en La Cresta, ciudad capital.
En respuesta a ese sentimiento que caló en lo más profundo del panameño, las autoridades realizaron un operativo a nivel nacional que supuestamente busca mejorar el transporte. Pero un bastión de resistencia compuesto por usuarios y transportistas impidió las aspiraciones de la labor de la Dirección de Operaciones del Tránsito, al cerrar las calles.
Jahaira Jiménez, una señora que vive en La Siesta, en Tocumen, manifestó que están de acuerdo a que se busque una salida positiva para mejor el transporte, pero no se debe de hacer de la forma brusca como actuaron los miembros de la DOT.
"Ellos llegaron arrebatados y quitaron placas sin permitir la libre circulación de los buses, de modo que impedían que estos prestaran el servicio. Ante esa situación decidimos cerrar las vías", explicó Yahaira.
Las piqueras de buses de la 24 de Diciembre, Las Mañanitas, Don Bosco y Pedregal se sumaron a las acciones tomadas en Tocumen, pero a diferencias de ésta ultima, donde fueron los usuarios los protagonistas de las protestas, en las otras figuraron los conductores de buses.
Cerraron la carretera desde las 5: 00 a.m. y duró hasta la 1: 30 p.m. donde una pertinaz llovizna que cayó los obligó a abandonar la trinchera improvisada en medio de la calle.
Al margen del suceso convulsivo se mantenía la Policía garantizando la convivencia.
CORRUPCIóN CON LOS CUPOS
Gilberto Mitchell, dueño de bus, aseguró que compró el cupo del bus en 32 mil dólares y supuestamente el certificado de operación no es transferible.
CAMBIOS
El sistema de transporte público en Panamá se debe modificar ya que no se puede seguir metiendo a la gente en trampas de muerte, dijo el alcalde capitalino, Juan Carlos Navarro.
Para Navarro lo sucedido es una irresponsabilidad del transportista y de las autoridades que deben invertir en inspectores permanentementes.