El gobierno le tiró nuevamente la toalla a los transportistas. Tras el incendio de un bus en el que murieron carbonizados 18 personas, ayer se inició un férreo operativo para revisar las condiciones de los autobuses, en una especie de corral establecido frente al estadio de Cerro Patacón.
Como respuestas, los transportistas paralizaron parcialmente el servicio en las rutas de Pedregal, San Miguelito, Don Bosco y Tocumen. La acción fue tildada como un "chantaje" por el viceministro Severino Mejía, quien luego de una acalorada discusión acordó junto al director de la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT), Angelino Harris, concederle 30 días a los buseros para que hagan ajustes mecánicos y de seguridad en sus unidades.
La verificación incluye el buen estado de los buses y neumáticos, contar con puertas de emergencia y conductores con las licencias al día.