El voto en el referendo que decidió la ampliación del canal, se realizó sin condicionamientos, con plena libertad y en el marco de una democracia madura y consolidada. Esa democracia fue la que abrió los espacios para que en el contexto del debate prereferendo, el Frenadeso
Suntracs tratara de mantener las aguas agitadas hasta la víspera misma de la votación explotando la realidad de que hay demandas sociales no resueltas. Pese al carácter arrollador y contundente del ejercicio popular, ahora pretenden deslegitimarlo porque hubo abstencionismo. Históricamente en los comicios panameños ha participado alrededor de un 70% del electorado. Tratar de sumar al 22% que optó por el No, al 25% de la diferencia de votantes que no acudieron a las urnas, todavía quedaría lejos del 78% alcanzado por el Sí. Lo más lógico, de acuerdo a la tendencia del electorado, es que de haber votado ese 25% adicional los sufragios se hubieran repartido equitativamente entre el Sí y el No, sin que hubiera variado el porcentaje final.
El sistema democrático abre las puertas para que los votantes acudan libremente a las urnas. En el referendo del domingo no había una atracción clientelar. Lo que estuvo en juego fue una decisión a futuro. No había inmediatez en la convocatoria. Además, miles de panameños que viven en la capital tienen su lugar de votación en el interior del país y viajar a esos lugares implicaba costos que no podían asumir por cuenta propia. Muchos, por otro lado, estaban convencidos por triunfo del Sí que pensaron que era intrascendente votar. También está la indiferencia de sectores ciudadanos. Igualmente, no puede ocultarse la existencia de niveles de insatisfacción frente al sistema político y socieconómico entre los sectores más pobres de la población, pero de allí a estimar que hay peligros en el horizonte democrático, son temas diferentes. El carácter apolítico de la convocatoria, distinto al referendo para decidir la reelección presidencial, redujo igualmente la motivación para acudir a las urnas.
Lo notable en todo esto es que los dirigentes de los partidos políticos de oposición no cayeron en la trampa antisistémica del Fenadeso/Suntracs que a lo largo de los últimos meses, rompiendo la ética democrática al emplear la mentira como instrumento para disentir, han tratado de descarrilar el espíritu cívico de los panameños representado por la racionalidad, la moderación y la tolerancia.