A la par de las grandes plazas tradicionales, Nicaragua y Colombia están por iniciar una temporada más de sus respectivas ligas invernales de béisbol.
Parece increíble, pero cierto. Dos naciones cuyo índice de pobreza per cápita, es superior al de Panamá, siguen dando un ejemplo de que la organización y el buen asesoramiento poco a poco suelen ser recompensados con el éxito.
Recuerdo cómo a finales del 2004, un grupo de dirigentes, patrocinadores, peloteros y hasta ejecutivos de la pelota, entre muchos otros, iniciaron (pese las altas posibilidades de obtener pérdidas económicas), el sueño nica de crear una liga de nivel que llenara las expectativas de todos y que ayudara a crecer la pelota en ese país. Al final, estamos prácticamente convencidos de que el esfuerzo está dando sus frutos.
Año tras año, la Liga Nicaragüense de Béisbol Profesional (LNBP), sigue mejorando y por los vientos que soplan su consolidación se hace inminente bajo el paraguas de la Major League Baseball y de la Confederación de Béisbol del Caribe.
Jugadores de gran nivel y prospectos de varias organizaciones de Grandes Ligas, provenientes de varios países, incluyendo panameños, son contratados por los diferentes equipos de la LNBP y estos, junto a los peloteros locales están haciendo del torneo un espectáculo que los fanáticos "pinoleros", poco a poco están aprendiendo a apreciar.
Igual situación empieza a suceder con la Liga Colombiana de Béisbol Profesional (LCPB), cuya segunda temporada inicia mañana. Con 108 partidos por desarrollar, 40 jugadores extranjeros en el terreno y el respaldo de la Major League Baseball, no queda duda de que el torneo "paisa", va camino a la consolidación.
Y mientras eso pasa, en Panamá se sigue durmiendo el sueño eterno. Nos hemos quedado rezagados y después de probar un sorbo de buena pelota con la fenecida Liga PROBEIS (2001), ahora sólo nos limitamos a dar nuestro aporte con peloteros de cartel para que otros crezcan y se nutran.
¿Qué nos faltó para seguir con una liga profesional invernal? Es una pregunta que a muchos no se le hace fácil contestar. Tal vez no tuvimos la disposición y la paciencia por parte de los patrocinadores. Nos faltó entender que aquella no era una inversión que daría sus frutos de inmediato. Esos resultados se están dando ahora con el gran número de Grandes Ligas que tenemos, pero que por cosas del destino, no podemos disfrutar.