La más reciente encuesta sobre la popularidad del Presidente Ricardo Martinelli, elaborada por Dichter & Neira, lo situó en un 69% de aceptación. Este porcentaje representa un leve repunte con respecto a la anterior medición.
Un 59% del país siente que su trabajo ha sido bueno, mientras que algo más del 9% piensa que ha sido excelente, lo que sin duda brinda al gobierno un amplio margen de acción para desarrollar sus políticas. También le resultan positivas las proyecciones del Ministerio de Economía y Finanzas de crecimiento económico por el 7% para fin de año.
Aun así, la Administración Martinelli no puede interpretar esos números como que el país le está dando carta blanca para hacer lo que le venga en gana. La aprobación de la Ley Chorizo -que revolvió al país por cuatro meses y dejó un saldo de muertos y heridos- se dio también en medio de una coyuntura de alta popularidad y de un recién ganado status de país con grado de inversión.
El madrugonazo de la ley Chorizo, junto con sus afrentas a las leyes laborales y ambientales, hicieron que todo lo positivo quedara en el olvido, y la aceptación del gobierno bajó considerablemente. Solo después de eliminarse los artículos conflictivos y de una enorme inversión en propaganda estatal, es que el gobierno ha comenzado a sacarse el peso de su mayor metida de pata hasta ahora.
En momentos en que el propio Presidente ha puesto sobre el tapete la idea de un diálogo nacional para reformar la Constitución, es importante que recuerde las lecciones que le dejaron haber sobrestimado las encuestas y subestimado a los ciudadanos.