El cruel dictador estaba contento porque mandó a arrestar a un intelectual que lo criticaba. Lo pusieron en la peor celda. Con los días la curiosidad se apoderó del dictador. Quería ver cómo sufría aquel que se atrevió a criticar su gobierno.
Lo visitó en su celda. Pensaba encontrar alguien lloroso, derrotado, que pidiera clemencia...¡pero se equivocó!
Seguía siendo una persona valiente, y recibió al dictador con una sonrisa. Su celda estaba llena de frases a favor de la Democracia y en contra de la dictadura.
Señaló el crítico que "Ud. podrá arrestar mi cuerpo, pero mi alma sigue libre".
Limpiaron las paredes de la celda, pero el detenido buscaba lo que sea para escribir sus críticas. Al final de meses de encierro lo soltaron.
La cárcel y los castigos no pudieron doblegar su libertad de expresión. Años después, tumbaron al dictador...
Pensé en esta anécdota (no recuerdo dónde ni quiénes son los personajes), con motivo de las condenas a dos periodistas por divulgar irregularidades en Migración, del gobierno pasado.
Como dicen en Mata-ahogado (Valle de Antón) los "pájaros dispararon a las escopetas. Y los acusados se convirtieron en acusadores. Gracias a interpretaciones legales "curiosas", condenan a los comunicadores.
Uno de los factores que hace más negativo este hecho es que sucede en plena Democracia.
Cuando estaba la dictadura se sabían los riesgos que tenían los comunicadores que nos atrevíamos a criticarla.
Cuatro radiocomentaristas sufrieron la cancelación de sus licencias durante unos dos años.
A mí me sacaron de la cabina de Radio Hogar apuntándome con rifles de guerra desde las ventanas. Por lo menos tres carros llenos de militares tuvieron que usarse para impedir que siguiera al aire mi programa.
Pero no pudieron silenciarnos. Utilizando técnicas de todo tipo, seguimos combatiendo al tirano.
La dictadura se apropió de esta Editora, cerró emisoras, manipuló televisoras y periódicos, pero no pudo impedir la libertad de expresión en Panamá.
Hojas volantes, paredes pintadas, papel y pintura blanca de la Cruzada Civilista, emisoras clandestinas y periódicos anónimos lucharon contra ellos. Incluso hubo una "emisora de TV".
Si ayer no nos callaron, ¡hoy menos!