Era un matrimonio que ya venía arrastrando la manta durante varios meses y que llegó a su fin la noche del miércoles.
Las heridas estaban abiertas, muchas discusiones, otras tantas desilusiones.. la pareja no aguantaba más. El divorcio era inminente.
Era el divorcio de Panamá con el sueño de ir al mundial. Aquel sueño bonito que terminó con la derrota en Guatemala y se acabó de enterrar la noche del 3 de septiembre ante Costa Rica en el Rommel Fernández.
Después de ese día, era como aquella pareja en proceso de divorcio. Había que cumplir con las normas del calendario, jugar los 10 partidos del hexagonal, cinco de visitante y otros tantos de local.
Analizando fríamente los resultados, la campaña de Panamá en el hexagonal fue totalmente decepcionante. Apenas dos puntos en 10 encuentros y una friolera de 4 goles a favor y 20 en contra. Números para olvidar.
Sin embargo, no podemos lamentarnos por las derrotas y la decepción. Debemos poner en marcha un plan para el futuro. No podemos detenernos ante el fracaso ni agarrarla con los jugadores, cuerpo técnico o dirigentes.
Por allí saldrán los que no asumen la posibilidad del éxito y siempre ven todo con negativismo. Esos que para escudarse de responsabilidad sólo le echan leña al fuego y terminan diciendo: "Pero si yo lo dije.. esta selección no iba para ningún lado".
Señores, en este proceso de maduración del fútbol hay que pensar en esa palabra utilizada de cajón por muchos cuando no se logra un objetivo. Nos referimos al bendito "proceso".
Ese que debe comenzar ya con el nombramiento de un cuerpo técnico, el trabajo de las divisiones menores y el futuro de la selección mayor de Panamá.
Tenemos dos generaciones que fueron a mundiales sub-20, entonces por qué no trabajar ya.. por qué esperar dos o tres años para empezar y volver a repetir la historia de siempre. La de fracasos y frustraciones.
Panamá cumplió la mejor actuación de su historia en eliminatorias, pero cómo costó ese aprendizaje.. cómo dolió. Después de ocho derrotas, dos empates y el último lugar del grupo, muchos quedaron frustrados.
Pero en el fútbol como en la vida, siempre hay lugar para levantarse. Ojalá para el 2010 el matrimonio pueda durar hasta el mundial.