Durante años se ha tendido a pensar que las mujeres no eyaculaban y que aquellas ocasiones en las que expulsaban una cantidad de líquido superior a la habitual cuando alcanzaban el clímax sexual se producía porque sufrían pequeñas incontinencias urinarias. Nada más lejos de la realidad. Las mujeres eyaculan, sí, aunque hasta hace poco en España eran pocos los que conocían su nombre propio: Squirting.
Esta creencia extendida de la inexistencia de la eyaculación femenina se ha visto tradicionalmente agravada por una cierta "repulsa" social hacia el hecho de que las mujeres excretaran fluidos de su cuerpo. ¿Si el sudor se veía como "poco femenino", cómo se iba a aceptar una eyaculación?
Sin embargo, el paso del tiempo, la apertura de las mentalidades y una pequeña ayuda de la extensión del cine porno a diferentes esferas de la sociedad, han ayudado a aceptar lo que muchas mujeres ya sabían por propia experiencia: las mujeres pueden eyacular igual que hacen los hombres. No obstante, los estudios al respecto son aún muy limitados, y no se encuentran fácilmente avales científicos y médicos que versen sobre este tema.
Uno de los que ha explicado este complejo fenómeno ha sido el Profesor Emmanuel Jannini, de la Universidad de L'Aquila (Italia), el mismo que a principios de 2008 saltó a las páginas de los periódicos de todo el mundo al ser el primero que lograba pruebas físicas (una fotografía) de la existencia del Punto G en las mujeres y afirmaba en The Jounal of Sexual Medicine que "no sólo existe, sino que se trata de una variante anatómica que está presente sólo en algunas mujeres".
LA EXPULSION DEL LIQUIDO
El experto ha desarrollado su propia teoría al respecto, asegurando que esta expulsión de líquido a través de la uretra o de la vagina (tema aún en discusión) en pleno orgasmo femenino es generado por las Glándulas de Skene o Parauretrales, que se encuentran en la zona de la pared anterior de la vagina.
Por eso, prosigue este experto, se puede explicar la ausencia de este fenómeno en muchas mujeres, ya que "las aperturas de la glándula de Skene varían generalmente en tamaño de una mujer a otra".
Lejos de asemejarse en apariencia al semen masculino, la eyaculación femenina consiste en un líquido (abundante en muchos casos) transparente e inoloro que, aunque efectivamente contiene residuos de urea y creatina, no es orina, sino que está formado por glucosa, fructosa y fosfatasa ácida prostática.