Aunque hayan pasado casi cuarenta años, es conveniente repetir verdades relacionadas con el golpe de estado de los militares panameños... para que esa desgracia no vuelva a ocurrir. Señalamos esto porque ahora tenemos una situación algo parecida a la que abrió las puertas a los golpistas.
Nos referimos al relajo que el llamado poder civil y político mantienen en estos momentos. La mano peluda de los antiguos abusadores se hace sentir en importantes instituciones, como el Ministerio de Gobierno y Justicia, (entre otras).
Da lástima ver a los llamados democráticos comportarse en forma superficial, ante el futuro del país.
Ello se nota en el sector de oposición, donde lo que sobran son personajes que se creen con derecho a ser presidentes, no importa si dividen al sector...
Mientras esto ocurre, en el PRD se llenan de entusiasmo y abanican estas ambiciones. Saben que hay egos que nublan la razón democrática de algunos.
En la llamada "Patria Boba" (antes del Golpe), los gobiernos civiles no cumplieron siempre con su responsabilidad. La politiquería hacía que la presidencia pasara entre familias adineradas (oligarquía).
Muchas veces la voluntad del pueblo era manipulada con los "paquetazos", robos de urnas, compra de votos y otras triquiñuelas.
La cédula no tenía seriedad. Un candidato una vez lanzó centenares de ellas por vía España, para demostrar que eran falsas.
Partidos sin base popular, que respondían a caudillos y gamonales, imperaban en esa época.
La Policía era un poder aparte, con sus negocios e influencias, que a veces los llevaba a subir y bajar presidentes.
Tanta fue la politiquería del momento, que la vida del país se convirtió en un relajo, lo que abrió las ambiciones de los militares.
Dieron el golpe para no perder sus privilegios. Trataron de justificar el vulgar "cuartelazo" llamándolo "Proceso Revolucionario".
Realmente fue una sangrienta dictadura, que se unió al narcotráfico, coqueteando con el comunismo cubano y grupos extremistas extranjeros.
Tuvieron los norteamericanos que intervenir y alejar al último tirano (Noriega), a sangre y fuego.
Hoy vemos con dolor y temor, cómo los llamados democráticos ante el momento político, no piensan en consolidar la Democracia, sino en sus intereses personales y económicos.
Mientras esto ocurre, los cachorros de la dictadura militar se aprovechan y hacen de las suyas desde el Gobierno. ¡Cuidado que amanecemos un día con otro golpe militar!
|