En estos momentos, los panameños estamos viviendo -y en algunos casos sufriendo- esa característica celeridad que invade a las administraciones gubernamentales cuando se encuentran próximas a su fin.
Desde hace una década es sabido que la ciudad capital necesita numerosos pasos elevados vehiculares (23, según los más recientes estudios) para poder desahogar un poco el tráfico infernal.
Ahora, con solo 8 meses para que concluya la administración actual, y con ninguna garantía de que el partido gobernante se extienda en el poder por 5 años más, se quieren hacer todos los puentes vehiculares al mismo tiempo.
La estrategia, es inaugurarlos en una fecha próxima a las elecciones de 2009, para que la impresión de que "este gobierno sí resuelve" quede más fresca en la mente de los electores. En el acto de inaguración, además del Presidente, probablemente estará también presente la candidata presidencial del partido gobernante.
También resulta curioso que ahora es que el gobierno realmente está tomando cartas en el asunto en torno a los precios de la gasolina: por primera vez vemos que se emiten topes de precios para el combustible, en vez de precios unicamente de referencia. Antes, a estos precios ninguna estación le hacía caso. Ahora hay hasta operativos que buscan y castigan a los infractores.
La realidad es que tanto este como gobiernos anteriores recurren a estas artimañas de última hora cuando ven que el fatídico final de su período les muerde el rabo.
Las motivaciones políticas pueden entreverse detrás de cada escandaloso anuncio con bombos y platillos de proyectos sociales y megaconstrucciones.
Si le hubiesen metido tanto empeño a estos proyectos desde el principio, el oficialismo podría estar abanicándose hoy en día, sin tanto apresuramiento y ni aspavientos.