El desempeño de la economía panameña está recibiendo elogios de los organismos financieros, pero eso no se compagina con la realidad que vive la mayoría de los ciudadanos, que no disfruta las mieles de las riquezas, sino que por el contrario observan que cada día se les encarece la vida.
El Fondo Monetario Internacional destacó que Panamá será este año el segundo país del continente en crecimiento económico y que el próximo 2009 pasará al primer lugar, posición que ya había logrado en el 2007.
Además, Panamá fue calificado como el país más competitivo de Centroamérica, en el Informe de Competitividad Global del Foro Económico Mundial. Entre134 países, el país figura en el puesto 58.
Esa situación pone al descubierto la existencia de dos Panamá: uno que nada en la riqueza y otro hundido en la pobreza. El 40 por ciento de la población del país vive en condiciones de pobreza y el 60 por ciento de los trabajadores gana salarios menores de 500 dólares al mes.
Usted observa las moles de cemento que se levantan a lo largo de la capital y los grandes proyectos turísticos que se construyen en el interior, pero los bolsones de pobreza se mantienen y hasta la clase media está afectada cada día con la galopante inflación y el alza constante de precios, cuya culpa se le atribuye al alza de los precios del combustible.
Con la crisis financiera que sacude a los grandes centros financieros de Estados Unidos y Europa, hay que adoptar con anticipación las medidas que mitigen los efectos en Panamá, porque si con una economía boyante la población pasa problema, las cosas serían peores si nos golpea directamente la recesión que se avecina en el gran mercado norteamericano.