A este centro de acopio y comercialización de San Felipe todos lo conocen con el nombre del Gallinero, porque en este lugar los vecinos y amas de casa pueden encontrar los pollos y las gallinas vivas para hacer un buen sancocho.
De acuerdo a las reglas de libre mercado vigentes, los experimentados comerciantes aplican este principio para regular los precios. Algunos venden de acuerdo al criterio que les dicta su conciencia; y otros, realizan operaciones matemáticas que deben dejarles un margen de ganancia.
"Las aves, tienen diferentes pesos, en ese sentido a veces, compro un pollo a B/5.75 ó B/4.50", dijo la ama de casa Gladis Núñez, quien adquiere estas aves desde hace 15 años en este vetusto centro, que presenta un aspecto declinante por el peso de los años.
ACOPIAN EN EL INTERIOR
Hasta aquí llegan algunos negociantes interioranos con sus camiones cargados de pollos y gallinas, luego de recolectar en las granjas de los campesinos. Uno de estos acopiadores se llama Euclides Vargas, que luego suple de mercancía al gallinero.
"Este es mi único medio de vida, todas las semanas traigo a este mercado un lote de 100 a 120 aves para mis clientes, quienes después venden al por menor al público", dijo.
Los intermediarios no gana mucho, pero sacan algo para poder subsistir, según refirió Manuel Núñez, quien trabaja aquí desde hace dos años ayudando a transportar mercancías.
En las inmediaciones de este centro, pese a que está ubicado en una zona donde hay cantinas y el alicaído puerto de embarque para el Darién, los compradores siempre asisten puntuales para llevarse los apetecidos emplumados.
DUEñOS DE FONDAS
Los dueños de restaurantes y fondas de la ciudad, también vienen hasta aquí, todas las mañanas, con la finalidad de conseguir lo necesario para preparar los platos preferidos de sus comensales.
Cuando empieza la jornada cotidiana, las jaulas de los pollos, llenos de plumas de colores blanco y rojizo, se encuentran repletas, hasta que empiezan a llegar los primeros clientes que se van llevando los pollos vivos, poco a poco, hasta dejarlos vacíos.