Caminando por el populoso corregimiento de Santa Ana encontramos al señor Guillermo Taylor, quien se dedica a la venta de chicha de borojó.
Desde que dejó de laborar repartiendo hielo sabía que el dinero no le iba a caer del cielo y que tenía que hacer algo para ganarse la vida honradamente.
Después que un compañero dejó de vender chicha de naranja, le pasó por la mente hacer lo mismo, y cuando menos las personas lo esperaban ¡Sorpresa!.., puso su venta de chicha de borojó, ubicado entre calle 16 y calle E frente a la antigua panadería la Victoria.
A diferencia de otros puestos, Taylor le gusta premiar a sus clientes que acuden a comprarle con botella y jarras, cobrándoles menos de la cuenta o regalándole siempre la ñapa. El vaso lo puedes conseguir a 25 y 50 centavos.
Por su entrega y buena atención a este oficio, le ha permitido a Taylor mantener una clientela fija, que en su mayoría son conductores de taxis y buses.
Ellos cuando ven a Taylor caminar por la acera y no tiene el puesto le gritan ¿cuando?. Extrañan comprar su incomparable sabor.
Hoy esta actividad lo ha convertido en el pilar de subsistencia de él junto a su familia quien nos aseguró que lo que sale de la venta lo invierte en gastos para el hogar y su hija menor.
Bajo sol o agua siempre encontrarán este puesto de lunes a sábados desde las ocho de la mañana. También se dedica a vender chicha de avena a 25 y 50 centavos.
El borojó es altamente energética, con un alto contenido de sólidos solubles y proteínas, también tiene grandes cantidades de aminoácidos y fósforo esenciales para los humanos.