Poco después de las elecciones presidenciales del pasado mes de mayo, el mandatario Ricardo Martinelli se apersonó a una de las dependencias de la Caja del Seguro Social (CSS). Igual que el resto de la población, debió madrugar y formar la larga fila para pedir una cita.
Después, Martinelli anunció que daba un mes para que los directivos de la Caja resolvieran el problema de las citas médicas. Nada hicieron los susodichos.
Si hasta el Presidente ha tenido que esperar unas horas para ser atendido, entonces eso significa que hay un serio problema en el Seguro. Hoy todos los ojos miran hacia el designado del Gobierno, Guillermo Saéz Llorens, quien como nuevo director de la CSS se espera pueda resolver este dilema, cual mago al estilo Harry Potter...
El experto informático y favorito de Martinelli deberá crear un óptimo sistema de atención al usuario que permita que una persona reciba una cita, para ser analizado por los médicos en menos de 24 horas.
Pero igual, deberá lidiar con los grupos de presión que se han enquistado dentro de la Caja: los médicos inhumanos que no les importa la vida de los asegurados, los empleados que no miran bien a la gente que llega a pedir citas, y qué decir de las enfermeras, de las cuales siempre hay algunas que son la excepción en el cuidado de los pacientes.
Hasta el folklórico Eladio Hernández, que en su momento se postuló para ese cargo, comenzó a retar al designado y le dijo que se ponga en las pilas para lidiar la crisis.
Saéz Llorens tiene que enfrentar lo más surrealista del burocrático sistema administrativo de la Caja, así como resolver lo más inusual que había visto en mi vida: ¿Cómo es posible que la cafetería del Complejo Metropolitano de la CSS en Transístmica esté paralizada por la huelga que lleva más de ocho meses, producto de un mal entendido entre los empleados y el pasado director, René Luciani? Era tal la incapacidad del ex administrador de la CSS que no pudo resolver el paro de labores más largo de la historia del país, en décadas.
Es más, nadie entiende cómo el señor Luciani recibió del ministro de Salud, Franklin Vergara, una condecoración por sus excelentes servicios al país en la Caja. Pero los panameños solo recuerdan lo que el condecorado hizo: los más de 1,500 envenenados del Dietiglenglicol aún no reciben justicia y Luciani no fue condenado por su directa responsabilidad en el asunto.
El nuevo Director de la Caja merece un periodo de preparación para optimizar los servicios de la CSS. Empero, la salud de muchos ciudadanos de la Tercera Edad está en riesgo y ellos no pueden esperar que les den una cita médica para dentro de tres meses. Es hora de que Saéz Llorens ponga orden en esa entidad. Igual que hizo Martinelli, un día debe madrugar en la Policlínica J. J. Vallarino de Juan Díaz, para que vea la larga fila de adultos mayores que a las 3 de la mañana esperan una cita.