El consumo de iguana en nuestro país fue -por muchos años- un problema para estos pequeños animalitos, que han quedado en peligro de extinción, pero con la ayuda de los conocedores esto ha cambiado. Según Daniel Sánchez, coordinador técnico del Patronato de Nutrición, se ha implementado la cría de iguanas en el programa de las granjas para incrementar la cantidad de especímenes y cubrir las necesidades de estos pueblos campesinos que desean consumir buenos niveles de proteína que se encuentra en su carne, además de lo nutritiva y bajo grado de colesterol. Carne pura y libre de sustancia o elementos que le puedan hacer daño a las personas al pasar el tiempo.
Estas iguanas llegan a las diversas granjas a los seis meses de edad proveniente de un criadero central, en ese tiempo se le brinda capacitación a los cuidadores.
Se le alimenta con hojas, guineos, papayas y mango maduros, estopa de naranja madura y algo de concentrado para aportar proteínas a las dieta.
Se alimentan diariamente, dependiendo del clima. Se recomienda no darle de comer si no hay sol, porque posee una bacteria en el estómago que le ayuda ha digerir los alimentos para poder procesarlos, y aunque puedan comer, se corre el riesgo de intoxicación.
A los reptiles se les dan baños cuando hace calor o cuando tiene problemas de parásitos, garrapatas u hongos.
Se recomienda tener una jaula de 10 pies de largo por cuatro pies de ancho para un macho y cuatro hembras. Y una camada de 15 a 20 iguanas para la cría.
A los dos años, las iguanas hembras comienzan a tener huevos, y dependiendo del manejo y la alimentación pueden alcanzar los 30 huevos.
En cuanto al consumo de la especie, se recomienda que la cría tenga por lo menos tres años en adelante, y se puede acompañar con arroz con coco o adobe de iguana.
HEMBRA Y MACHO: LA DIFERENCIA
Las hembras son más estilizadas, se diferencia del macho por la cabeza y la cola que son más rústicas y ordinarias en el macho.