Cronológicamente su existencia en este mundo apenas debió comenzar, pero la cantidad de años que una persona va a vivir es algo que nadie puede garantizar.
Clarissa Marbelis Urriola De Sedas apenas contaba con 17 años, una edad que para muchas adolescentes es de planes y sueños de lo que va a ser el resto de sus vidas.
A pesar de su escasa edad, esa joven ya se preparaba para en poco meses recibir una de las alegrías más grandes de toda mujer: ser madre.
Sin embargo eso jamás se podrá hacer realidad, pues un incidente violento en el que se vieron involucrados cuatro miembros de la Dirección de Investigación Policial de la Policía Nacional le arrancó la vida.
LA HORA DE LA DESPEDIDA
Poco a poco fueron llegando a la Iglesia Divino Niño, del Sector 1 del corregimiento 24 de Diciembre, familiares, amigos y conocidos de Clarissa Marbelis.
Algunos eran personas que la vieron nacer, otros amigos de la infancia que crecieron con ella, además de allegados a sus parientes.
A pesar que el sepelio se realizaba en horas de la mañana, lo nublado del día le arrojaba una especie de manto de tristeza al acto piadoso.
De pronto se escuchó un grito de lamentación. Era la exteriorización del dolor expresada por uno de los familiares de la malograda muchacha, que aún no podía asimilar que unos días antes conversaba con ella y hoy ya no está físicamente.
Dentro de un féretro blanco como ajena a todo lo que afuera sucedía, estaba Clarissa Marbelis, ataviada con un traje rosado, parecido a los que utilizan las quinceañeras en su fiesta de las ilusiones.
En dicho traje se dejaba entrever su embarazo de seis meses, cuya criatura jamás vio la luz del día, pues corrió la misma suerte de su progenitora.
UN LLAMADO A NO DESFALLECER
El sermón del Sacerdote Rafael Siu estuvo centrado en hacerle un llamado a los padres de familia a no desfallecer para no perder la batalla y dejarse arrebatar a sus hijos por las cosas del mundo.
LA ULTIMA MORADA
Al momento de la despedida final en el Cementerio Municipal de Juan Díaz, e dolor no pudo ser más evidente.
Luis Urriola y Judith De Sedas, padres de la fallecida, cedieron ante el inmenso dolor que significaba ver a su única hija partir hacia el viaje sin retorno.
El llanto y las lamentaciones de ambos, conmovieron a muchos de los presentes en el campo santo a quienes no les fue difícil acompañar con lágrimas el dolor de los atribulados padres.
¿SE HARA JUSTICIA?
Es el cuestionamiento que se hacen los familiares de la adolescente, quienes se quejaron que ni por cortesía la Policía Nacional se ha comunicado con ellos para darle las condolencias.
Luis Urriola, padre de la víctima, exigió que se haga justicia, y advirtió que irá a donde tenga que ir, pero la muerte de su hija y su nieto no se va a quedar así.
EL QUE NUNCA FALLA
Otra de las víctimas inocentes de esta tragedia fue doña Eufemia, abuela y madre de crianza de Clarissa Marvelis, quien entre sollozos dijo no estar muy segura que en el caso de nieta se haga justicia.
Pero de lo que sí está segura es que Dios en su infinita bondad sí lo hará.