Con gran satisfacción escuchamos y vemos cómo las autoridades están haciéndose eco de la importancia de fomentar los valores humanos en nuestra población, principalmente en la niñez y juventud que en todo caso son los más vulnerables y que, por su inmadurez y falta de experiencia, están sometidos constantemente a la presión de grupo, que los puede envolver si no tienen una buena base de fomento de los valores, ofrecida en el hogar.
En este sentido, abordamos un tema dirigido a destacar las gestiones que se realizan para promover los valores, y en consecuencia, hago especial énfasis en el valor de la dignidad humana, pues considero que todo ser humano tiene dignidad y valores inherentes, solo por su condición básica de ser humano.
La dignidad del hombre es un valor singular que fácilmente puede reconocerse. Lo podemos descubrir en nosotros o podemos verlo en los demás, pero ni podemos otorgarlo ni está en nuestra mano retirárselo a alguien.
Dignidad significa "calidad de digno". Deriva del adjetivo latino dignus, se traduce por "valioso". Es el sentimiento que nos hace sentir valiosos, sin importar nuestra vida material o social. Se basa en el reconocimiento de la persona de ser merecedora de respeto, sin importar cómo seamos. Nos llama a reconocer, tolerar y respetar las diferencias de cada persona, para que ésta se sienta digna y libre. La dignidad es el resultado del buen equilibrio emocional que lleva a una persona digna, a sentirse orgullosa de las consecuencias de sus actos y culpable, si ha causado daños inmerecidos a otros.
La primera actitud que sugiere la consideración de la dignidad de todo ser humano es la de respeto y rechazo de toda manipulación. De allí que concluimos en que, en toda acción e intención, en todo fin y en todo medio, trata siempre a cada uno - a ti mismo y a los demás- con el respeto que le corresponde por su dignidad y valor como persona.