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Sin embargo, no colaboro cuidando al bebé

Redacción | Crítica en Línea

Si el bebé llora, dicen: "Oye, párate y atiende al chiquillo"; si se orina, "¿qué esperas para cambiarlo? y, si está sucio, "ve a bañarlo".

Así de crudas y cortantes son las palabras de un padre descuidado para con su esposa. Este personaje no le importa nada de su hijo. Lo único que hace es cargarlo y decir: "este es mi hijo..., mírenlo es igualito a mí".

Las familias panameñas saben de qué estamos hablando, pues a diario tienen que lidiar con una escena como ésta con padres que no ofrecen garantía de amor y entrega compartida.

Tal vez este sea uno de los pocos elementos de la vida cotidiana de la actualidad en que hemos mejorado, si nos comparamos con los "tiempos de antes".

En épocas pasadas el cuidado compartido del bebé era algo que sucedía muy raramente y eran las mujeres las que se ocupaban al 100% de los hijos, mientras que los hombres trabajaban fuera de casa. Tampoco es que tuviesen mucha disposición de limpiar nalguitas untadas de caca.

Pero hoy, en que la vida es mucho más complicada, y tanto hombre como mujer deben salir a trabajar para traer el pan y pagar las cuentas, más y más vemos varones ocupándose de los bebés por unas horas.

Pero ojo, que estamos hablando de los buenos hombres, porque un gran número sencillamente se pierden cuando reciben la noticia de serán papás.

Por desgracia, hay algunos padres de familia que no se han puesto a tono con los tiempos actuales, y se niegan a poner su granito de arena en el cuidado de ese pequeñito que es sangre de su sangre y carne de su carne.

De hecho, no es la actualidad, sino el amor y la responsabilidad lo que debe impulsar a cualquier padre a ofrecer su ayuda en este sentido. Cualquiera que haya pasado tan solo un día con un niño pequeño sabe que es más arduo que trabajar en la industria de la construcción.

Las labores del hogar son funciones de dos. Esto incluye la atención de los bebés y de los más grandecitos. Dejar el cuidado a la madre es abandonar la responsabilidad paterna dada por Dios a los hombres, debido que un hogar debe tener como cabeza a Dios y la familia al hombre. Esta función es la clave del éxito de un buen papá.

Se dice que en Panamá hay muchos casos, que si lo mencionáramos a todos no habría tanto espacio en este diario para narrarlos, pero los ejemplos están. No cambian pañales, no preparan mamaderas, no los limpian cuando hacen sus necesidades, no los cargan cuando lloran, no los visten y mucho menos tienen tiempo de decir "te amo mi bebé".



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