Existe evidencia contundente de que los alimentos con alto contenido de azúcar, grasa y sal -como la mayor parte de la comida chatarra- pueden provocar en nuestro cerebro las mismas alteraciones químicas que producen drogas altamente adictivas como la cocaína y la heroína.
Hasta hace apenas cinco años, esa era una idea considerada extremista. Pero ahora que estudios realizados en humanos confirman los hallazgos hechos en animales, y que se han descubierto los mecanismos biológicos que conducen a la "adicción a la comida chatarra", esa noción se está convirtiendo rápidamente en la opinión oficial de los investigadores.
"Debemos educar a la población sobre el modo en que las grasas, el azúcar y la sal toman al cerebro de rehén", aseguran investigadores.