Cuando comenté en el salón de ultimo año de Periodismo de la noche, sobre las falsas ideas que se tienen de los panameños, muchos quisieron hablar al mismo tiempo. Luego de poner orden entre los casi sesenta alumnos, una joven señaló que para ella "los chiricanos eran creídos, y se la tiraban de mucho".
Por supuesto que algunos chiricanos protestaron, pero varios dijeron en voz alta que esa idea era cierta.
Los chiricanos no fueron los únicos que "tomaron rejo" en esa clase.
Los peores fueron los colonenses. Varios estudiantes pensando que tenían la verdad en los labios, los calificaron de vagos, flojos, sucios, de poca iniciativa y solidaridad social.
Como argumento a sus ideas señalaron el mal estado en que se encuentra la ciudad de Colón, una de las mejores trazadas del país.
Claro que no faltó alguien que hablara mal de los tableños, considerándolos unos asesinos del medio ambiente. Esa imagen de "taladores de bosques" no se les quita a los herreranos fácilmente...
Los que somos de la ciudad fuimos tachados de orgullosos, poco nos importa con el resto del país.
Ni qué hablar de los darienitas y bocatoreños. Hubo quienes se atrevieron a señalar que eran una carga para la sociedad panameña.
Mientras las "puyas" y críticas a los panameños de distintas partes del país recorrían el salón, yo me sonreía.
Luego acudí a mis conocimientos de Sociología para explicar la situación.
Dije que habíamos sido víctimas de los "estereotipos", que son ideas falsas que se tienen de personas y pueblos.
Además, con voz seria y moviendo el dedo para imponer respeto, señalé en alta voz:
"El periodista tiene prohibido usar la palabra "todos".
Vi caras de extrañeza ante mi señalamiento. Expliqué que nunca todo un pueblo es así o asao. Siempre habrá gente distinta a la mayoría, lo que es positivo para una democracia.
Basado en esto, habrán chiricanos creídos, santeños tumba montañas, capitalinos orgullosos y discriminadores, colonenses flojos etc,
¡Pero por suerte no son todos!