En momentos en que muchos panameños sienten desesperación e impotencia ante las cada vez más asfixiantes condiciones de vida en el país, un joven colonense de 25 años con discapacidad nos regaló un poderoso argumento en favor de mantener la tenacidad, la valentía y la determinación de salvar todos los obstáculos, cualesquiera que estos sean.
César Barría, quien perdió una de sus piernas en un accidente de tránsito, logró cruzar nadando la franja de agua de 18 kilómetros entre España y Marruecos conocida como el Estrecho de Gibraltar.
Ignorando el frío de las aguas, la extensa distancia y sus propias limitaciones físicas, César completó el tramo en 4 horas y 30 minutos. En sus primeras declaraciones luego de la hazaña, señaló tranquilamente que nunca perdió la confianza durante el trayecto.
Tras años de preparación física y mental, este atleta paralímpico es ahora el primer latinoamericano con discapacidad en cruzar el estrecho de Gibraltar a nado.
La proeza no solo es una fuente de inspiración para nuestros jóvenes atletas, sino también para toda nuestra juventud y para los panameños en general que sienten que los obstáculos son demasiados y muy difíciles para salir adelante.
Es la segunda vez en el lapso de un mes que uno de nuestros atletas nos cubre de una sensación de gloria que no habíamos experimentado antes. El primero fue el saltador de longitud Irving Saladino, quien ganó el oro olímpico en Beijing, y ahora es César Barría.
Tan solo dos años antes, nadie hubiese podido predecir que ambos logros ocurrirían. Ahora, con la inspiración de estos y otros grandes atletas nacionales, debemos impulsar a nuestra juventud para que en masa siga el mismo ejemplo, dejando atrás la violencia y los vicios.