Funcionarios del Servicio Nacional de Migración inspeccionaron nueve puestos de vigilancia localizados en las provincias de Chiriquí y Bocas del Toro, en los que se aumentará la seguridad para lograr mayor control del movimiento migratorio de extranjeros y nacionales entre Panamá y Costa Rica.
El Servicio de Migración ha deportado a la fecha 1,461 extranjeros por incumplimiento a la legislación, mientras que otros 870 han sido devueltos a su llegada al Aeropuerto Internacional de Tocumen por falta de los permisos migratorios, solvencia económica e impedimentos de entrada, entre otras razones.
De los expulsados, 962 son hombres y 499 mujeres, quienes no podrán ingresar a Panamá al desobedecer el tiempo otorgado por el gobierno panameño. En cumplimiento a la legislación migratoria, a todos los expulsados de Panamá se les ha aplicado un impedimento de retorno en los siguientes cinco años, lo que solo puede ser suspendido previa autorización del Servicio Migratorio.
Así lo informó el director general de Migración, Clovis Sinisterra, durante un recorrido por el puesto fronterizo de Guabito, en donde el aumento del personal dedicado a vigilar el área y la instalación de un equipo de tecnología moderna garantizarán mayor seguridad.
Para realizar una efectiva labor, Migración cuenta con el sistema biométrico que permite la identificación y el registro de las personas a través de las huellas digitales y se analiza la instalación de otros tipos de sistema de seguridad para todos los puestos migratorios del área fronteriza.