El riego nocturno es muy bueno en verano, ya que la tierra permanece húmeda más tiempo. Además se evita la fermentación que se produce al regar a pleno sol y que el agua funcione como una lupa sobre las hojas y las queme.
Por el contrario, en invierno no es nada conveniente regar de noche, ya que al bajar mucho la temperatura, el agua se congela. Lo ideal es regar en verano de noche y en invierno de mañana.