Pedro Adán Ponce, oriundo de Aguadulce cambió el machete y el azadón por la pluma y el papel.
Para él, escribir ha sido toda una aventura, acostumbrado a depender de la bondad del clima para que la madre tierra le dé el sustento. Ahora, en vez de arar el terreno para plantar en él la semilla, busca la cosecha en la palabra y las ideas hijas de su imaginación, de su mente creativa.
Con timidez llegó a EPASA con un cuaderno, tesoro donde tiene manuscritos de poemas y cuentos. Uno de ellos, el primogénito, dedicado al General Omar Torrijos.
Otro de sus escritos como narrador que pisa por primera vez el territorio de las letras está relacionado con las drogas y su nefasta influencia en el ser y quehacer humano.
También dedica uno de sus trabajos a hablar sobre la madre. ¿Qué es la madre?, es el título.
Hombre de campo, sorprende con su prosa y su manejo del lenguaje.
Nos confía que no somos los primeros en felicitarle por su dominio de la palabra escrita y la sabiduría implícita en sus entregas literarias.
A sus 77 años, el agricultor Pedro Adán Ponce nos dice que los rubros favoritos que sembraba eran yuca, maíz y guandú.
Este hombre sólo cursó hasta el VI grado en la Escuela San Salvador.
Ahora, hay que ver fragmentos de su vida como escritor. En uno de sus escritos titulado "La droga" dice: La droga dice, "daña el cuerpo y el espíritu".
Añade que "al recibir la carne este veneno, ella se debilitaría y se contraería, puesto que no es un alimento del que pudiere nutrirse y fortalecerla, formándose a la vez prematuramente las posibles diminutas, despreciables y feas arrugas".
El también autor de "Mi Cerro Ancón" y "Mi bandera amada", opina que la droga y violencia van de la mano, al igual que la inestabilidad física y mental es resultado de la drogadicción.
Almas atormentadas que a su vez son atormentadoras, dice, nacen del consumo de drogas ilícitas.
Muy orondo nos dice el campesino de 77 años, que también es padre de tres boleros y dos cánticos. Uno de ellos se llama "La eterna vida".
Pedro Adán Ponce se ve que es de alta estatura moral.
Él no busca el aplauso popular, sí dar uso a su derecho a la libre expresión, vía la palabra escrita. Árboles ha sembrado a montones en sus décadas como siervo de la Tierra, ahora lo ayudamos a hacer pública su narrativa y lírica, para que pueda albergar en su corazón alegría de poeta realizado, como en su mochila transportó por años el alimento para el cuerpo.