Las cifras no mienten. En los primeros 254 días del año 2009 han sido asesinadas 526 personas; una cifra que le pisa los talones a los 654 homicidios reportados en todo el año 2008. Solo en los tres meses que el gobierno de Ricardo Martinelli ha ejercido el poder, el número de fallecidos en forma violenta supera los 124, y contando.
En las primeras semanas de su gestión, el Director de la Policía, Gustavo Pérez señalaba que los crímenes habían disminuido, pero ahora ha tenido que reconocer esta realidad escrita con sangre. El Ejecutivo puso a Pérez en el potro de la Policía con el argumento de que traía bajo el brazo el plan de seguridad y de combate al crimen organizado que mejor se ajustaba a la realidad del país. Pero los hechos están demostrando lo contrario.
El fondo de todo es que tanto Pérez como el Ministro de Gobierno José Raúl Mulino se han estrellado con la realidad de que el problama de la seguridad es más complejo de lo que proyectaban, y que las instituciones que lideran están más infectadas de corrupción de lo que habían anticipado.
En la policía se han dado extensos cambios de figuras, y se ha dado de baja o jubilado a otros. Poco a poco, la institución se está quedando con cada vez menos unidades, y se ha visto en la necesidad de buscar a jóvenes en las ferias de empleo para llenar los vacíos de personal.
En este o cualquier gobierno, las evaluaciones de los funcionarios y de las estrategias deben hacerse en función de resultados medidos cada cierto tiempo, para determinar su efectividad. Hasta ahora, las políticas de seguridad no están convenciendo a nadie.