Uno de los puntos claves en la reestructuración del Teatro Nacional fue el tema de las tonalidades, pero para obtener el tono adecuado, el arquitecto Gennaro Ruggieri y su ayudante el decorador Enrico Conrado, planearon un esquema integral de colores para el interior junto al exterior del teatro, utilizaron la misma paleta de colores rosados, amarillos y cafés, produciendo así una combinación suave y sofisticada. Además de que Ruggieri también trajo con él la tradición de pintar el zócalo de los edificios en un tono oscuro, esto era para que no se notara la suciedad y para darle una impresión de solidez a la base.
Por otro lado, Rajer nos explica que por lo menos para él el resultado de la investigación de tonalidades fue una sorpresa al igual que para otras personas que no están acostumbradas a aprender esquemas de colores de un edificio de estilo italiano en un país tropical.
Dijo que la paleta de color usada durante los primeros años del teatro permitía una iluminación más clara en la sala. "Con ellos los espacios se ven más grandes", agregó.