Sexo se escribe con "S" de salud, y esto lo han comprobado varios expertos y terapeutas sexuales de la empresa Bayer Healthcare.
Según las investigaciones, el deseo sexual provoca que el organismo libere una mayor cantidad de hormonas, como la testosterona, los estrógenos y la adrenalina, las cuales a su vez contribuyen a que se eleve la producción de las células inmunológicas que tienen una actividad contra los gérmenes, sustancias tóxicas del ambiente y alteraciones celulares.
Los movimientos que se realizan durante el acto sexual 'ponen a trabajar' la musculatura de la pelvis, los glúteos, los brazos, los muslos, el cuello y el abdomen, entre otros, lo que ayuda a endurecerlos y vigorizarlos.
El sexo puede considerarse un ejercicio aeróbico, como andar o nadar, con todos los beneficios que esta gimnasia supone.