El 2006 cerrará al menos con buena salud. Esto es lo que se refleja en la tasa de crecimiento que ha sido difundida por la Comisión Económica para América y el Caribe, el Colegio de Economistas de Panamá, el banco estadounidense Bear Stearns, el Ministerio de Economía y Finanzas y las firmas consultoras Arden & Price e Indesa.
Un país sano es aquel que comienza a experimentar grandes éxitos. Se alimenta bien porque aplica una dieta especial en su política económica que a la postre será su respaldo para darle respuestas a las necesidades sociales de sus ciudadanos, principalmente en materia de desempleo, educación y salud.
Es agradable para nuestra tranquilidad que nos hablen claro, comunicándonos que Panamá experimentará este año un crecimiento entre el 6% y 8%. Esto demuestra, según los estudios, que en los últimos tres años la economía se ha robustecido lo suficiente, si embargo, los expertos predicen que el próximo año, el 2007, se experimentará una desaceleración por lo que el ritmo de nuestra economía podría perder tal movimiento dinámico.
Se dice que el desempleo ha disminuido. Eso lo aseguran los administradores del Estado, no obstante, la clase política opositora y el mismo pueblo rechazan tal versión y se atreven a decir que los números se soplan como globos porque no se ve tal crecimiento.
El panameño no quiere que le hablen de porcentaje. Quiere un trabajo que le ayude a cubrir -aunque sea- la canasta básica familiar. He aquí la razón por la cual los políticos que asumen el poder deben trabajar por resolver los problemas de la mayoría de los nacionales que son muchos para hacer sentir en realidad que sí estamos creciendo y que necesitamos crecer mucho más.