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Potrero

Milciades Ortíz | Catedrático

Hace bastantes años, el Dr. Camilo O. Pérez escribió una columna (artículo) en este diario, donde dijo que la justicia panameña era un potrero... lleno de garrapatas. Su columna titulada "Bona Fide" causó sensación. Pero como ocurre con muchas cosas en este paisito, todo fue "fuego de capullo". En pocos días bajó el impacto de sus palabras...¡y se olvidó!

Pérez no era cualquier persona. Abogado graduado en Italia, se distinguió en actividades culturales y fue promotor de exposiciones y festivales.

Además era un abogado hábil. Y cuando habló de "potrero" judicial, ¡era nada menos que Magistrado!

Así que el asunto de una justicia panameña en entredicho, acusada de injusta, de no castigar a los delincuentes de "cuello y corbata", lenta y poco eficiente, no es cosa nueva.

Hace unos meses en el país se levantó una ola de opinión que pedía el cambio de magistrados de la Corte Suprema.

El movimiento iba cobrando fuerzas... hasta que intervino el Mandatario. Con habilidad nombró una comisión... y hasta allí llegó "el fuego de capullo" de las protestas.

Más de medio año después, nadie habla de cambiar los magistrados, aunque lo piensen.

La Democracia se basa en el cumplimiento de las Leyes. La ley como la salud, "debe ser igual para todos". Esa es la única manera de frenar la corrupción.

Cuando un pueblo no tiene absoluta confianza en los que administran justicia, sea de cualquier categoría entonces la sociedad se comienza a podrir.

Menos mal que el panameño es un pueblo sumamente "aguantador". Prefiere la pachanga a darle la cara a muchos problemas que exigen presión popular.

Solamente educadores, empleados del Seguro y de la construcción (los bananeros cuando quieren plata), son grupos sociales que exigen al gobierno. Lo malo que casi siempre es por mejoras en sus sueldos.

Cuando un pueblo no confía en la administración de justicia podrá acercarse al caos. Como ocurre en otros países (Centroamérica) a veces se linchan a delincuentes porque no se cree en la justicia.

Es lamentable oír gritos de víctimas que protestan porque los malhechores que los dañaron andan libres, con medida cautelar, o fianzas pequeñas.

Luego aparecerán habilidosos abogados que se aprovecharán de cuanto recurso legal permitan nuestras débiles leyes.

Al final, no les extrañe que no sufra castigo el delincuente.

Lamentable es que las "garrapatas" de que hablaba "Bona Fide" Pérez todavía sigan picando la justicia panameña...



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