¡No es una película de terror! Aunque su intención de venta y mercadeo así lo sugiera, pues se trata de la versión gringa del filme japonés que escribiera Hideo Nakata (el de El Aro). Se trata de un pausado drama familiar con algún nivel de suspenso en el cual la bella Dahlia (Jennifer Connely, la adoro desde siempre) lucha por la custodia de su hija y permanece atormentada por el recuerdo del abandono de su madre.
Dahlia se muda con su pequeña Ceci a un apartamento cerca de Maniatan (el Tuira y Chuqunaque darán una panorámica más clara de ese ambiente) y descubre que detrás del agua turbia que gotea desde su techo, existe el misterio tras la muerte de Natascha, su vecinita de arriba.
El resto deja de ser noticia. Walter Salles, luego de Diarios de motocicleta, se embarca por encargo en este proyecto, decepcionante para el público general y el cinéfilo más exigente, pero muy humano y reflexivo para quien lleva la delicada vocación de ser padre y madre, tratando de velar por lo mejor para sus críos. Calificación: 3.
Fui con la intención de asustarme, pero salí llorando "priti" al final del filme.