Se ha visto usted un arco de los usados para lanzar flechas, su cuerda se tensa en el momento de tirar la flecha, se apunta y se dispara. Luego la cuerda se afloja y permanece así hasta que el arquero lo vuelva a usar. El motor de su automóvil permanece inmóvil cuando no se usa y cuando lo conduce usted hacer un cambio en las marchas para que funcione bien. Transitar siempre "en primera" puede producir un daño al motor. Pues hay personas que siempre están tensas, como la cuerda del arco, aun sin disparar flechas. Hay gente que anda siempre "en primera": forzados, nerviosos, agitados, a la defensiva o al ataque, como esperando algo fatal. Y esto desgasta, agota y causa stress.
Si usted es de esas personas, déjeme decirle que sí fuimos hechos para la acción, para el movimiento, para construir, para vivir. Pero al igual que el arco o el automóvil - o si quiere usted, al igual que un león que después de correr, alcanzar su presa y comérsela, sabe descansar en su guarida- al igual que todo aquello, si no sabe dejar la tensión sabe descansar, "parar el motor", destensar la cuerda, se romperá tarde o temprano. Nuestro cuerpo, nuestro sistema nervioso, nuestra psique, no fueron hechos para estar siempre en acción, tensos, en movimiento. Nuestra cultura productiva, nuestro sistema occidental de vida - que no solamente nos lanza a una acción sin control para tener más, sino que nos bombardea en nuestro descanso con video cassettes, música frenética, novelas generadoras de angustia y un sin número de informaciones en radio, televisión y prensa de desgracias, tragedias y sucesos que amenazan la ruina total - esta cultura genera neuróticos, enfermos de toda clase y favorece una desesperación colectiva. Necesitamos "parar el motor", mirar adentro de nosotros mismos y preguntarnos quiénes somos. Ver cuáles son nuestras más profundas aspiraciones y si las estamos realizando. Revisar nuestras creencias y razonar si somos dogmáticos, fanáticos u obsesivos. ¿Quiénes son nuestros dioses? No podemos olvidar que Dios está en nosotros y necesitamos tiempo para estar con El. Así nos recuperamos para seguir en la lucha. No se "rompa" ni "queme su motor". Busque al Señor y no se olvida, ¡CON ÉL, USTED ES INVENCIBLE!